viernes, 27 de junio de 2014

LA LUZ CORREDORA Y EL ENTIERRO. TAMALAMEQUE

Trabajo de investigación realizado dentro del marco del proyecto "RECORDANDO  ANDO", por alumnos del Instituto Técnico Agropecuario de Tamalameque. y dirigido por el especialista en educación en artes y folclor: Edgar Alfonso Pañaloza Robles.
INTEGRANTES.
María José Delgado Villarreal.
Maria José Beleño Rincón.
Rosa Ysela Acuña Pantoja.

La Luz Corredora o Candileja como se conoce en otras regiones, es una bola ígnea de tres hachones o luminarias, con brazos como tentáculos chisporroteantes de un rojo candela, que produce ruido de tiestos rotos o de un enjambre de abejas.

Persigue a borrachos, infieles y a padres de familia irresponsables y blandengues. Asusta también a los viajeros que transitan en horas avanzadas de la noche. Los abuelos y tatarabuelos, en hogares de familias numerosas, cuentan esta leyenda una y otra vez para escarmiento o como lección moral a sus hijos y nietos.

Según cuentan hace muchísimos años había una anciana que tenia dos nietos a quienes consentía demasiado, tolerándoles hasta las más extrañas ocurrencias, groserías y desenfrenos. Las infantiles ocurrencias llegaron hasta exigirle a la viejita que hiciera el papel de bestia de carga para ensillarla y luego montarla entre los dos; la abuela accedió en el acto para la felicidad de sus dos nietos, quienes anduvieron por toda la casa como sobre el más manso cuadrúpedo. Cuando murió la anciana, San Pedro la recriminó por la falta de rigidez en la educación de sus dos pimpollos y la condenó a purgar sus penas en este mundo entre tres llamaradas de candela que significan: el cuerpo de la anciana y el de los dos nietos.

LOS ENTIERROS según cuentan nuestros abuelos son guacas de oro enterradas hace años, estos entierros le salen a ciertas personas a las que dicho entierro desea que lo saque, para esto debe llenarse de mucho valor y estar en compañía de personas de buen corazón.

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